El inconsciente, ese gran almacén que alimenta los contenidos del consciente, está formado por diferentes “cajas” o sistemas:
– Caja de la memoria que incluye los conocimientos del mundo, de sí mismo y de los demás, mediante palabras, imágenes, redes conectadas de datos, etc.
– Caja de interpretación que nos permite reconocer objetos, caras, lenguaje, sucesos, distancias entre objetos y las relaciones sociales.
– Caja de lo automático que nos permite hacer cosas de manera “inconsciente”, esto es, hacerlo sin pensar cómo lo tenemos que hacer: leer, conducir, cocinar, andar, ejercer nuestras habilidades en general.
– Caja de los motivos que nos permite comprobar si lo que hace el consciente está de acuerdo con mis objetivos; y eso lo expreso mediante emociones, expresiones de la cara o cuerpo, preparación para la acción, etc.
Una gran parte de los actos corporales son manejados de forma muy efectiva por procesos inconscientes. Ejemplos son: hablar, escuchar, reaccionar emocionalmente, mirar una escena, conducir un coche, jugar a las cartas, interpretar una situación social, bailar, etc. etc.
Los automatismos pueden ser activados por un estímulo determinado, tal como empezar a leer cuando se ve una palabra conocida, los gestos de un amigo, un signo de peligro, una cara que resulta familiar, etc. Incluso años después de haber aprendido a nadar, si nos caemos al agua, empezamos a mover al cuerpo de manera inmediata e “inconsciente”, esto es, no conscientemente pensada, para empezar a usar los movimientos corporales que implican nadar y salir del agua.
Fascinada por la hipnosis
anasanantonio 